Uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (el número 3) plantea la necesidad de “Garantizar una vida sana y promover el bienestar para todos en todas las edades” como un requisito fundamental para la construcción de sociedades prósperas. Pese a los importantes avances que se han hecho en los últimos años, aún existen muchos desafíos. Uno de ellos es el asociado a la salud mental.
En Chile, tal como lo reveló el “Termómetro de Salud Mental en Chile ACHS-UC” (abril 2023) un 25% de las encuestadas tiene problemas de salud mental, lo que representa un aumento de 6 puntos en comparación a la edición anterior. A nivel Latinoamericano, el panorama tampoco es muy alentador. En una de sus últimas publicaciones, Red América plantea que hoy ya son visibles los impactos en la salud mental y emocional de la sociedad tras la pandemia.
Algunos números para entender la importancia del tema:
- Hay un 20 a 40% de aumento en las tasas de trastornos mentales en la región (ansiedad y depresión) por la pandemia. Es el mayor aumento en el mundo.
- 5% de los adultos de la región padece depresión. Menos de la mitad recibe tratamiento.
- 63.000 personas al año se quitan la vida en la región.
- 1 de cada 4 personas de la región experimenta un trastorno mental a lo largo de su vida
- Menos del 2% del presupuesto de salud en la región está destinado a la salud mental
- De 1 a 2,30 dólares es la inversión per cápita anual promedio entre los países de América Central y del Sur
Afortunadamente hoy, en América Latina, existen diversas fundaciones y organizaciones que han asumido el desafío de abordar este tema.
En Colombia, por ejemplo, existe la Fundación Santo Domingo y su programa “Porque quiero estar bien” – portal donde es posible descargar gratuitamente artículos, tests y sobre todo la posibilidad de interactuar con profesionales de la salud en caso de necesitar ayuda con algún especialista – y Fundación Saldarriaga Concha.
En Chile, Fundación Senderos acoge a personas que han sido impactadas por un problema de salud mental con el propósito de facilitar el proceso de inclusión social, educacional y/o laboral de los participantes, mediante el fortalecimiento de las áreas del desarrollo humano integral.
Sin duda que las iniciativas son muchas más. Las fundaciones mencionadas son solo ejemplos de los muchos actores comprometidos en mejorar la salud mental en Latinoamérica. Su trabajo incansable ha contribuido significativamente a aumentar la conciencia, promover la prevención y ofrecer servicios de calidad a las personas que enfrentan trastornos mentales en la región. Lo importante es entender que todos podemos empezar por promover y proteger nuestra propia salud y la de nuestro entorno.
Si conoces alguna fundación que te inspire y aborde el tema de salud mental u otro vinculado a alguno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible en Latinoamérica, escríbenos! hola@lavtv.org